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El monacato surge como una forma en que la persona protesta con toda su vida y hace una opción profunda de vida por Dios. Se constituye como una denuncia profética que busca marcar la diferencia respecto de la vida relajada y pagana de la sociedad.
Ya que la persecución contra el clero ha cesado, los monjes pasan de las catacumbas a las celdas solitarias. Con ello, las razones o motivaciones que los que optan por este estilo de vida tienen van cambiando también.
Ahora se habla de dos clases de martirio: uno del alma y otro del cuerpo; uno manifiesto, otro oculto. El manifiesto tiene lugar cuando se mata el cuerpo por amor a Dios, el oculto, cuando por amor a Dios el hombre es capaz de arrancarse a sí mismo los vicios.
Estos primeros monjes ascetas, ¿qué motivaciones tenían para alejarse a las celdas solitarias del desierto? A continuación se mencionan al menos 4 características principales.
La separación del mundo. Esto, a buen juicio de los Padres Fundadores permitiría a los monjes disminuir la ocasión de pecar, acrecentaría el encuentro con Dios y poner más atención a la vida interior.
La renuncia. Esto permitiría a los monjes un pleno desapego de las riquezas de este mundo, el rechazo de malas costumbres y vicios de cuerpo y alma, el despojo de la mente para ejercitar el interior y la renuncia a los bienes materiales.
Un vida en soledad. Esta idea se funda en que sólo a través de la soledad Dios puede colmar al hombre; concentrándose sólo en tal relación, es necesario vivir sin comapañera, atendiendo a la unificación del interior con el exterior, estar sin interrupciones frente a Dios. San Jerónimo animaba así a sus monjes: “Cuando oras, hablas con el esposo, cuando lees, es Él quien te habla”.
La apatheia es la paz profunda que logra desaparecer no sólo la tentación del mal, sino también el recuerdo del mal, es un Don de Dios que se conquista a través del esfuerzo constante. Cuando el ser humano llega a tal estado ora sin interrupciones, tiene paz en su alma, es capaz de juzgar objetivamente y reduce lo sensible e inteligible a lo espiritual.
Ahora se habla de dos clases de martirio: uno del alma y otro del cuerpo; uno manifiesto, otro oculto. El manifiesto tiene lugar cuando se mata el cuerpo por amor a Dios, el oculto, cuando por amor a Dios el hombre es capaz de arrancarse a sí mismo los vicios.
Estos primeros monjes ascetas, ¿qué motivaciones tenían para alejarse a las celdas solitarias del desierto? A continuación se mencionan al menos 4 características principales.
La separación del mundo. Esto, a buen juicio de los Padres Fundadores permitiría a los monjes disminuir la ocasión de pecar, acrecentaría el encuentro con Dios y poner más atención a la vida interior.
La renuncia. Esto permitiría a los monjes un pleno desapego de las riquezas de este mundo, el rechazo de malas costumbres y vicios de cuerpo y alma, el despojo de la mente para ejercitar el interior y la renuncia a los bienes materiales.
Un vida en soledad. Esta idea se funda en que sólo a través de la soledad Dios puede colmar al hombre; concentrándose sólo en tal relación, es necesario vivir sin comapañera, atendiendo a la unificación del interior con el exterior, estar sin interrupciones frente a Dios. San Jerónimo animaba así a sus monjes: “Cuando oras, hablas con el esposo, cuando lees, es Él quien te habla”.
La apatheia es la paz profunda que logra desaparecer no sólo la tentación del mal, sino también el recuerdo del mal, es un Don de Dios que se conquista a través del esfuerzo constante. Cuando el ser humano llega a tal estado ora sin interrupciones, tiene paz en su alma, es capaz de juzgar objetivamente y reduce lo sensible e inteligible a lo espiritual.
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